miércoles, febrero 22, 2006

Ironías de Nuestros Propósitos

En esta vida existen límites, líneas imaginarias que nos indican que ya es suficiente. Cuando estas líneas se vuelven borrosas o desaparecen caemos en el engaño y la confusión. Hoy escribiré sobre una línea que en mi sociedad se ha borrado por completo.

El tema es tan amplio que para comodidad del lector lo dividiré en dos partes. Primero, "El precio de un propósito". Y segundo, "La gran mentira del capital".

El Precio de Un Propósito
Se ha puesto alguna vez a pensar ¿Por qué desea más dinero? La respuesta no es tan simple como parece.

En economía se le llama punto de saturación, en estadística es la curva natural y yo le llamo esa escurridiza línea imaginaria que nos dice "ya fue suficiente, ya no quieres más". Todo en esta vida tiene su punto de saturación, si no me cree piense en su comida favorita y luego cómala mañana, tarde y noche durante 2 semanas, en algún momento de esas 2 semanas encontrara ese punto.

El dinero, sin embargo, parece carecer de éste punto. No importa cuando dinero tengamos siempre queremos más. La causa fundamental, es que el dinero no se representa a sí mismo en la mente del poseedor. Los primeros 10 representan una gaseosa, los siguientes 100 representan un delicioso almuerzo, los siguientes 1000 una despensa llena del supermercado, los siguientes 10,000 un hermoso sofá, los siguientes 100,000 aquel carro que deseábamos y así consecutivamente.

Ésta cualidad polimorfa del dinero presenta un gran problema: eventualmente el dinero empieza a crear una sensación (en el que lo tiene) de poder…. el fabuloso poder adquisitivo. Esa persona comienza a acumular dinero por lo que éste representa y el dinero deja de ser un medio para conseguir algo y se convierte engañosamente en un fin.

El propósito original del intercambio de bienes (luego se convirtió en dinero por la facilidad de la medición y la aceptación) era elevar la calidad de vida y facilitar la especialización y el desarrollo humano. En la actualidad, sin embargo, la carrera por conseguir dinero ha tomado tal protagonismo en nuestras vidas que es fácil olvidar su verdadero propósito. Vamos al trabajo para conseguir dinero, estudiamos para tener mejores trabajos, hasta la tecnología apoya este frenesí. Las computadoras, las telecomunicaciones, los vehículos, casi todos los inventos modernos sirven para hacernos mas eficientes. La idea es más, más y más dinero.

Y de ésta manera, nuestro mundo moderno nos da la ilusión de un nuevo propósito, un nuevo fin, hacer dinero. La línea imaginaria ya no existe. Y todas aquellas pobres almas que no se detienen entre la muchedumbre y su constante prisa a pensar "¿para que hago todo esto?". Esas pobres almas, son las maquinas no pensantes que mantienen todo este sistema en pie.

Paolo Grimaldi

Continuara mañana….

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