Etapas

A lo lejos música… A lo lejos. Se despierta, son las 9 de la mañana de un sabado cualquiera. Abre los ojos a un dia más y con la ansiedad de un nuevo amanecer corre al desayuno de ChocoZucaritas. El desayuno sabe a pérdida de tiempo y a chocolate con leche fría. De prisa como siempre, casi corriendo regresa a su cuarto y abre las gavetas de su litera con edredón de dinosaurios. Dificil, siempre fueron gavetas difíciles de abrir… Se quita la pijama blanca con dibujitos y la lanza despreocupadamente a la esquina de la habitación. Saca su pantaloneta verde-morada y su playera azul. Se viste y en un santiamén está en el porton de enfrente. Remueve la cadena, sale a la acera y ve hacia abajo. Observa lentamente las grietas del concreto y ya imagina las carreteras que, con ayuda de un poco de polvo y piedras pomes, serán pista perfecta para su colección de carritos.
A lo lejos música… A lo lejos. Se despierta de nuevo, son las 11 de la mañana de otro sabado cualquiera. Abre los ojos y los vuelve a cerrar. Quince minutos después está en el baño aún con los ojos cerrados, oyendo el sonido del encuentro de dos aguas en el indoro de porcelana café. Con la parsimonia usual, casi gateando, llega a la mesa. Busca su ChocoZucaritas, su plato hondo; su cuchara, pero no esas cucharas dobladas ni despeltradas, tampoco las sucias, deben estar relucientes. Se sienta en la mesa, da el ultimo suspiro de la desvelada de la noche anterior y recuerda que aún no ha entrado el periódico. Con lentitud y entre bostezos abre la puerta de madera vieja; recuerdos de 22 años de ver la misma puerta. Sale al patio de enfrente y recoje el periodico. Antes de entrar ve hacia abajo y observa detenidamente la rajadura del concreto. Sonrie, los recuerdos penetran su mente, ya tiene un tema nuevo para publicar en su blog.


Paolo Grimaldi