Dicen que aquí ya no hay guerra. Mis amigos no tienen ideologías políticas, no son comunistas, ni marxistas, ni ninguna de esas babosadas. Ya no hay que esconderse en la montaña, no hay gobierno que derrocar, no hay propaganda secreta. En mi país ya no hay revolucionarios, salvo uno que otro peludo San Carlista con aspiraciones de Che Guevara. Vivimos en tiempos de "Resarcimiento Histórico", "Derechos Humanos", "Democracia", "Libertad de Expresión", "de Locomoción" y otras pamplinas. Dicen que aquí ya no hay guerra.
¡Patrañas!
El enemigo ya no tiene rostro, no es moreno, ni indio, ni blanco. Ya no usa uniforme de camuflaje. Ya no tiene cuarteles. El enemigo ya no es ni general, ni coronel, ni teniente: ya no tiene jerarquías. El enemigo de mi generación ya no se esconde en la montaña, ni en los castillos, ni en brigadas. El maldito ya ni siquiera da la cara.
El enemigo de ahora, es anónimo. Se esconde en las iglesias, los residenciales, las champas, las calles. Se viste de traje o de harapos, se infiltra en todas las zonas de la capital. Alguno trabaja, otro es deportista, otro comerciante, diputado, ministro, policía, desempleado o presidente. El enemigo, nuestro enemigo, ahora es cualquiera.
Fiel a las tácticas de guerra, ataca, asesina, viola, profana, roba, secuestra, asalta, tortura y aterroriza. No hay hora ni lugar seguro. El policía te roba, el presidente se lleva tus impuestos, el del seguro te estafa, la sirvienta vacía tu casa. En la camioneta te atacan, te asaltan, te matan. En tu barrio te amenazan. Desconfianza, injusticia, corrupción. ¿Y a esto le llaman paz?
Esto no es y nunca será paz. Paz es armonía, esto es traición. Paz es cooperación, esto es "si te veo en la calle indefenso te lo quito todo". Paz es confianza, esto es "no sé ni con quién chingados estoy en guerra".
Paolo Grimaldi
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